Mezquita De Al Azhar

Mezquita de Al-Azhar: Cuna del Saber Islámico en El Cairo

Introducción

En el corazón de El Cairo, entre callejones antiguos y un océano de minaretes, se alza uno de los monumentos más trascendentes del mundo islámico: la Mezquita de Al-Azhar. Más que un templo de oración, este recinto ha sido durante más de mil años un faro de conocimiento, espiritualidad y vida social. La historia de Al-Azhar refleja la evolución de Egipto desde la época fatimí hasta la modernidad, entrelazando religión, educación, arquitectura y política. A lo largo de los siglos, la mezquita se convirtió en una de las instituciones más influyentes de la civilización islámica, proyectando su prestigio desde El Cairo hasta las fronteras más lejanas del mundo musulmán.

El presente artículo ofrece un recorrido completo por su origen, desarrollo histórico, relevancia académica, aportaciones culturales y su estado actual como símbolo vivo del Egipto moderno.

 


 

Los orígenes: la fundación fatimí

La Mezquita de Al-Azhar fue erigida en el año 970 d. C., apenas un año después de la fundación de El Cairo como capital del califato fatimí. El califa Al-Mu’izz li-Din Allah, líder de la dinastía ismailí, concibió este santuario como la joya espiritual de la nueva ciudad. La construcción fue encargada al general y visir Jawhar al-Siqilli, responsable de planificar la metrópolis y establecer las instituciones religiosas que afianzarían la autoridad fatimí en el valle del Nilo.

El nombre “Al-Azhar”, que puede traducirse como “la más resplandeciente”, parece vincularse a Fátima al-Zahra, hija del profeta Mahoma y figura venerada en la tradición islámica chií. Este bautizo pretendía subrayar la identidad espiritual de la dinastía y consolidar su legitimidad como descendientes del linaje profético.

La mezquita comenzó siendo un lugar destinado al culto, pero muy pronto se transformó en un centro de enseñanza teológica y jurídica. Así, desde sus primeros años, Al-Azhar combinó dos funciones: el espacio para la oración comunitaria y el aula abierta para la formación religiosa.

Transformaciones a lo largo de los siglos

La etapa fatimí

Durante la época fatimí, Al-Azhar funcionó como principal foco de la doctrina ismailí. En sus patios y salas, se reunían maestros y discípulos para discutir teología, derecho y filosofía. La estructura original era relativamente sencilla: una sala hipóstila con columnas y un patio central. Sin embargo, la importancia política del califato hizo que se enriqueciera progresivamente con inscripciones coránicas, decoraciones en estuco y detalles arquitectónicos que reflejaban la visión artística de la dinastía.

El periodo ayyubí

Con la llegada de Saladino en el siglo XII, la dinastía fatimí fue desplazada y Egipto abrazó de nuevo el islam sunní. En este contexto, Al-Azhar experimentó un declive temporal, ya que el nuevo poder prefirió impulsar otras mezquitas como símbolos de legitimidad. Sin embargo, no desapareció; su prestigio y utilidad comunitaria hicieron que continuara activa, aunque con menor protagonismo.

El renacimiento mameluco

A partir del siglo XIII, los mamelucos comprendieron el valor de Al-Azhar como bastión cultural y religioso. Bajo su patrocinio, la mezquita experimentó ampliaciones, restauraciones y la incorporación de madrasas anexas. Se construyeron minaretes estilizados, se añadieron nuevas salas de estudio y se fortaleció su papel como centro de enseñanza sunní. Los mamelucos transformaron a Al-Azhar en el equivalente a una universidad abierta, donde se impartían disciplinas no solo religiosas, sino también ciencias racionales como astronomía, gramática y lógica.

El periodo otomano

Con la integración de Egipto al imperio otomano en 1517, Al-Azhar mantuvo su carácter académico. Fue entonces cuando se consolidó su prestigio internacional. Estudiantes procedentes de África, Asia y el mundo árabe acudían a sus aulas en busca de conocimiento. Los ulemas de Al-Azhar, además, se convirtieron en figuras de influencia política, capaces de interceder entre la población y las autoridades imperiales.

El siglo XIX y la modernización

Durante el Egipto moderno, bajo la dinastía de Mehmet Alí y sus sucesores, la mezquita siguió siendo una institución clave. Sin embargo, comenzó a convivir con nuevos modelos educativos impulsados por el Estado. Pese a ello, Al-Azhar mantuvo su autonomía, defendiendo su rol como guardián de la tradición islámica.

En 1961, bajo el gobierno de Gamal Abdel Nasser, Al-Azhar fue oficialmente transformada en Universidad de Al-Azhar, con facultades modernas que abarcan desde medicina y ciencias naturales hasta literatura y derecho, aunque sin perder su núcleo religioso.

Arquitectura y arte

La mezquita es un mosaico arquitectónico que refleja la huella de cada época. Ninguna otra edificación en El Cairo ilustra mejor la superposición de estilos fatimíes, mamelucos, otomanos y modernos.

  • Patio central (sahn): amplio espacio rectangular rodeado de pórticos con arcos de herradura y columnas reutilizadas de construcciones antiguas.

  • Sala de oración: dividida en varias naves, sostenidas por columnas que marcan un ritmo hipóstilo.

  • Mihrab y minbar: el nicho de oración y el púlpito destacan por su ornamentación en mármol, madera tallada y caligrafía árabe.

  • Minaretes: posee varios, cada uno distinto en forma y decoración. Entre los más célebres se encuentran el de Qaytbay (siglo XV) y el de Al-Ghuri (siglo XVI), que destacan por su estilización vertical.

  • Portales: los accesos fueron embellecidos con inscripciones coránicas y motivos geométricos que muestran la riqueza del arte islámico en Egipto.

El resultado es un edificio que no responde a un plan unitario, sino a una evolución orgánica a lo largo de diez siglos, donde cada gobernante dejó su impronta.


 

Al-Azhar como universidad islámica

Lo que distingue a Al-Azhar de cualquier otra mezquita del mundo islámico es su transformación en institución educativa. Desde sus primeros años, los imanes impartían lecciones abiertas a los fieles, utilizando un sistema basado en la transmisión oral, el estudio de textos clásicos y el debate público.

Métodos de enseñanza

Las clases se organizaban alrededor de un maestro (shaykh) que explicaba un texto clásico a sus discípulos. Los estudiantes se sentaban en círculos, anotaban, memorizaban y discutían los contenidos. El aprendizaje se coronaba con la entrega de una ijaza (licencia) que autorizaba al alumno a enseñar esa materia en otros lugares.

Disciplinas impartidas

Aunque la teología y la jurisprudencia islámica eran las materias centrales, Al-Azhar también fue un espacio donde se cultivaron ciencias auxiliares:

  • Lingüística y gramática árabe

  • Lógica y filosofía

  • Matemáticas y astronomía

  • Medicina y ciencias naturales

Esta amplitud disciplinaria convirtió a la institución en una de las primeras universidades globales, mucho antes de que en Europa se consolidaran Bolonia, París u Oxford.

Estudiantes internacionales

A lo largo de la historia, peregrinos y eruditos de Marruecos, Sudán, Yemen, Siria, Turquía e incluso Asia Central acudieron a sus aulas. Esta diversidad dotó a Al-Azhar de una dimensión cosmopolita, con un flujo continuo de ideas y debates que enriquecieron la cultura islámica.

Rol político y social

Al-Azhar nunca fue únicamente un espacio de oración o estudio. Su comunidad de sabios (ulemas) desempeñó un papel político crucial en Egipto.

  • Durante la ocupación francesa de Napoleón (1798-1801), los líderes de Al-Azhar encabezaron la resistencia popular.

  • En épocas de crisis, los ulemas actuaron como mediadores entre gobernantes y pueblo.

  • En el siglo XX, Al-Azhar participó activamente en los debates sobre modernización, identidad nacional y relación con Occidente.

Este papel político, sumado a su prestigio académico, otorgó a la institución una voz influyente en el mundo árabe y musulmán.

Al-Azhar en el mundo contemporáneo

Hoy, la Universidad de Al-Azhar cuenta con decenas de facultades y miles de estudiantes internacionales. Su sistema educativo ha sido modernizado, pero conserva un apego a la enseñanza clásica de las ciencias religiosas. La institución también publica fatwas (dictámenes religiosos), participa en conferencias internacionales y mantiene un papel central en el diálogo interreligioso.

La mezquita en sí, tras múltiples restauraciones, sigue siendo un centro de oración activo y un atractivo turístico de primer orden. Su minaretes iluminados y su patio histórico son parada obligada para quienes visitan El Cairo Islámico.

La dimensión simbólica

Más allá de sus muros, Al-Azhar simboliza la continuidad de la tradición islámica. Durante más de mil años, ha sido una escuela que trasciende las fronteras políticas, un espacio donde se preservó el saber clásico, un tribunal de referencia moral y un faro espiritual.

Su legado no solo pertenece a Egipto, sino a toda la comunidad musulmana. Desde Marruecos hasta Indonesia, el nombre de Al-Azhar evoca respeto y autoridad.

Conclusión

La Mezquita de Al-Azhar no es únicamente un lugar de culto, sino un símbolo universal del saber islámico, un faro de espiritualidad y un centro académico que ha marcado la historia durante más de un milenio. Sus muros narran siglos de enseñanza, debates y oraciones, mientras que su prestigio sigue inspirando a millones en todo el mundo.

Visitar Al-Azhar es entrar en un espacio donde la arquitectura majestuosa se combina con una herencia viva que aún respira en cada patio, en cada inscripción y en cada rincón de este complejo monumental.

Si estás planeando un viaje a Egipto, no dejes de incluir la Mezquita de Al-Azhar en tu recorrido. Vive la experiencia de caminar por su historia, admirar su arte y sentir la grandeza de una de las instituciones más influyentes del mundo islámico.