El Faro de Alejandría: La Llama Eterna de la Antigua Sabiduría
Alzándose majestuoso sobre la isla de Pharos, frente a la ciudad que lleva el nombre de su fundador, el faro de alejandría fue mucho más que una simple torre iluminada: fue un símbolo de poder, ingenio y civilización. Construido entre los años 284 y 246 a.C., bajo el reinado de Ptolomeo II Filadelfo, este coloso dominó el horizonte y la historia durante siglos
Orígenes y construcción: un tramo de gloria
El proyecto fue originalmente impulsado por Ptolomeo I Sóter y culminado por su hijo, Ptolomeo II. Sostrato de Cnido fue el arquitecto, quien legó su nombre en una inscripción dedicada, una audacia inusual en ese contexto
El diseño arquitectónico del faro de alejandría combinaba tres secciones superpuestas: la base cuadrada, un cuerpo octagonal intermedio y una parte cúbica o cilíndrica en la cima. Esta extraña elegancia geométrica no solo era estética, sino funcional: un amplio rampa en espiral permitía subir combustible y mantener la hoguera eterna que iluminaba el mar
Dimensiones e impacto visual
Con una altura estimada entre 100 y 140 metros (algunas fuentes hablan de hasta 110 metros o más de 350 pies), fue una de las construcciones más altas de la antigüedad, solo superada por las pirámides de Giza . Su luz, alimentada por fuego y reflejos posiblemente mejorados con espejos de bronce pulido, guiaba a los marineros desde distancias considerables .
Función y significado cultural
Más que un faro, el faro de alejandría fue un faro literal y simbólico. Su misión práctica era salvar embarcaciones de los peligros del litoral y orientar su llegada, una hazaña vital en uno de los puertos más activos del Mediterráneo. Fue tan icónico que el término “pharos” pasó a significar faro en griego moderno y otras lenguas, como francés (phare), italiano (faro) o español (faro)
Relatos antiguos y legado visual
Lo que sabemos hoy del faro proviene en gran parte de fuentes antiguas, reconstrucciones basadas en monedas, mosaicos y relatos literarios. Por ejemplo, Plinio el Viejo lo describe como una estructura destinada a advertir sobre los bajíos cercanos y señalar la entrada al puerto. Ibn Jubayr, viajero del siglo XII, maravillado por su laberíntico interior, dijo que “había gigantes escaleras y pasadizos, también tantas cámaras que uno podía perderse en ellas”
Decadencia y desaparición
Aunque se mantuvo en pie durante más de mil años, el faro sufrió graves daños por tres terremotos entre los años 956 y 1303 d.C., hasta convertirse en ruinas abandonadas. En el siglo XV, el sultán Qait Bay reutilizó los restos para edificar su fortaleza en el mismo lugar.
Arqueología submarina: reviviendo el pasado
En 1994, Jean‑Yves Empereur halló numerosos bloques de piedra del faro sepultados en el fondo del puerto oriental de Alejandría. En 2025, arqueólogos rescataban 22 piezas de gran tamaño —incluyendo bloques que formaban un portal monumental de 70‑80 toneladas— como parte de un ambicioso proyecto para reconstruir el faro en 3D. Esta recreación digital busca devolverle al faro su gloria, incluso sin levantarlo físicamente.
El faro como marca cultural y simbólica
Hoy, el faro de alejandría vive en el escudo y la bandera de la gobernación de Alejandría, y es emblema de importantes instituciones como la Universidad de Alejandría. Su influencia arquitectónica se reflejó en otras construcciones, como la torre funeraria de Abusir, que replicaba su forma escalonada.
Reflexiones finales
El faro de alejandría fue mucho más que una estructura hecha de piedra: fue el de portal entre civilizaciones, la llave del comercio mediterráneo y un símbolo eterno de ingenio y ambición humana. Aunque no podemos observarlo hoy con nuestros ojos, su luz histórica sigue brillando gracias a la arqueología, los estudios digitales y la memoria colectiva que lo preserva.
En conclusión
el Faro de Alejandría es una de las maravillas más destacadas y emblemáticas del mundo antiguo. Su diseño y función como faro guía para los navegantes revelan la genialidad y el ingenio de la civilización helenística. Aunque ya no se encuentre en pie, su influencia y legado perduran en la historia y la cultura. El Faro de Alejandría continúa siendo una fuente de inspiración y asombro, recordándonos el poder de la creatividad y la grandeza humana.